Ausencia de Soberanía Alimentaria en Colombia, dependemos de las importaciones.

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Los cereales como el maíz, el trigo y la soya constituyen uno de los pilares de la alimentación tanto de personas como de animales. Sin embargo, a pesar de que Colombia se considera una despensa agrícola, y de que sus condiciones geográficas son privilegiadas, sigue dependiendo de las importaciones de ese tipo de alimentos principalmente desde países como Estados Unidos y Canadá.

Precisamente los bloqueos durante el paro nacional confirmaron esa dependencia que tiene el país de cereales extranjeros. Según el ministro de Agricultura, Rodolfo Zea Navarro, en el pasado mes de junio estuvieron represadas en el puerto de Buenaventura aproximadamente 378.375 toneladas de maíz, trigo, torta de soya y granos en general, por lo que se vieron en riesgo de morir alrededor 120 millones de aves y 3,7 millones de cerdos.

La apertura económica de 1991 permitió que Colombia implementara un proceso para modernizar y diversificar su comercio exterior. Por eso, una de las medidas fue la reducción progresiva de barreras como los aranceles; sin embargo, eso también trajo una serie de implicaciones como la disminución de la producción nacional de algunos alimentos, entre los que se encontraban el maíz, la soya, el trigo y el sorgo.

Henry Vanegas, presidente de la Federación Nacional de Cultivadores de Cereales y Leguminosas (Fenalce), explicó que uno de los principales problemas fue la apertura del mercado sin tener una buena oferta nacional, por lo que se dio una apertura unilateral.

“Como en Estados Unidos se daban subsidios a la producción primaria, entonces se pensó que Colombia podía conseguir esas materias primas a un costo muy bajo. Y es que la dependencia inició desde antes de los años 90, cuando EE. UU. comenzó a tener excedentes de granos. Ellos crearon un programa llamado Alianza para el Progreso, que decía que era donación de ese país y nos traían harina de trigo y de maíz, pero en realidad eran empréstitos internacionales que se hacían a Colombia”, anotó Vanegas.

Para Jorge Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), el problema no han sido las importaciones de esos alimentos sino que Colombia no ha respondido a la creciente demanda.

“El crecimiento acelerado del consumo per cápita de productos como el pollo, el huevo y el cerdo, que a su vez se volvieron más baratos para los consumidores, tiene una repercusión importante, y es que la oferta no ha ido al mismo ritmo de la demanda. Eso tiene que ver con factores como los costos de producción y la falta de asociatividad, porque las industrias compran volúmenes muy grandes, entonces los productores deben tener una buena cantidad de producción”, expresó Bedoya.